El próximo jueves 16 de marzo a las 19:00 horas, podremos asistir a la visita guiada de la exposición “Imatges Cosides”, de Eduard Olivella. Tendrá lugar en la galería Spectrum Sotos, C/ Concepción Arenal, 19. La entrada es libre.
EDUARD OLIVELLA nace en Barcelona en 1948. Es Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona. Su dedicación a la fotografía se inicia en 1968 repartiendo su actividad entre los aspectos teóricos, de especulación y de aplicación del medio fotográfico. Profesor, conferenciante y crítico, ha impartido gran número de cursos y talleres participando activamente en reuniones y seminarios sobre los temas más polémicos del mundo fotográfico. Su inquietud experimental le ha llevado a mostrar sus trabajos a través de casi 200 exposiciones, ya sea individuales o colectivas, en galerías, festivales y museos de muchas ciudades de Europa, Estados Unidos, África y Japón. En el campo profesional se distinguen sus colaboraciones con otros creadores visuales como artistas conceptuales, directores de cine, arquitectos y diseñadores. Han publicado sus fotografías y textos muchas revistas españolas y de otros países. Varios teóricos de la imagen han escrito sobre su fotografía. Su obra está representada en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en el Museo Reina Sofía, en el Musée de la Photographie de Charleroi (Bélgica) entre otros.
«La fotografía y el cine están unidos por el origen común, casi simultáneo, de la captación de la realidad visual, que será virtual.
Entre 1986 y 2006 he estado navegando por los mares de la cinematografía haciendo lo que llaman stills –fotografías de escenas- foto fija, sin ambajes. Esto viene a ser como una especie de gran contrasentido, pues se trata de condensar en una foto toda la acción de un plano, en el rodaje de una secuencia que sí misma constituye –en la época-, una construcción ficcional del movimiento median recursos mecánicos. De esta particular acción y de ciertas características de las cámaras fotográficas mecánicas saldrán las imágenes que ahora se me ponen de manifiesto sobre la mesa de luz. Son combinaciones de recortes de tiras de diapositivas. De la primera imagen de cada carrete, que resultaba invariablemente incompleta, partida. Y muchas veces invadida por rayos de luz incontrolada que velaba la emulsión con resplandores luminosos de tonos entre marrones, naranjas, y gamas de amarillos.
Al retomar el enjeu se va decantando un cierto número de conjuntos que en el tiempo devienen definitivos.
Las relaciones entre los contenidos de las dos partes generan tensiones de diferente naturaleza y grado pero es difícil establecer un guión general. Cada pieza es como una cápsula que contiene un cúmulo de escalofríos, sonrisas, gritos, de miedos que están más en el espectador que en sí mismas. De los diálogos entre ambas partes, podría manar una poesía incierta nunca escrita que se genera y disuelve a cada instante. “Misterio y Poesía”, ¿quizá un título para la serie? En todas las combinaciones la zona de contacto/confluencia es como un cosido o también es como una herida, una herida luminosa, un rayo intenso, eléctrico, que resuelve la tensión acumulada en una especie de descarga/vibración eléctrica permanente. A veces, justo en el margen de estos rayos se intuyen formas que pretenden interactuar unas con otras, de lado a lado. Muchas veces son fragmentos de cuerpos, sombras medio vistas que huyendo dentro de la luz del rayo quieren ajustarse/copular con las del otro lado.»